Más Decepción que Expectación
por: Javier Baquero – Jaba - Astauros
Bogotá – Colombia. Desafortunadamente hoy se cumplió el viejo aforismo de “corrida de expectación, corrida de decepción”. En esta ocasión la corrida se la cargaron los toros de Achury.
Cuando todo estaba dispuesto para que en la primera plaza de toros de Colombia se viviera una corrida por lo menos similar a la histórica de la semana anterior las cosas pasaron de castaño a oscuro. La plaza llena, el aviso de no hay boletas en las afueras, la reventa a precios elevados y la sangre de los actuantes efervescente por alcanzar el triunfo sin embargo, la corrida enviada por Pipe Rocha no mostró lo que todos hubiésemos querido ver, raza, calidad o por lo menos toreabilidad, todo lo contrario vimos una corrida mansa, parada, descastada y pesada corrida. La verdad sea dicha el ganadero envió una corrida con edad, peso y trapío, aunque para algunos no todos los toros eran tan bonitos como yo considero, y digo bonitos al referirme a que los toros deben tener cara de toros y no de becerros.
La terna estaba conformada el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y los matadores Pepe Manrique y Miguel Ángel Perera.
El cabeza de cartel, Pablo Hermoso de Mendoza lidio tercero y sexto. El primero de su lote fue un toro parado, que embestía por arreones y que no brindaba la menor posibilidad de triunfo, sin embargo el español mostró temple y toreo con las carnes de sus caballos exponiendo a más no poder. Mató de rejón desprendido y rejón para escuchar palmas desde el tercio mientras que su oponente fue pitado en el arrastre. Al que cerró el festejo, un toro que si bien es cierto tenía un poco más de, movilidad, que no era otra cosa una repetición de arreones que fueron aprovechados por el caballero en plaza con todas sus cabalgaduras. Durante su actuación con este astado el caballo Silveti recibió una cornada corrida en el anca izquierda la cual fue operada en el patio de caballos de la misma plaza. Hermoso de Mendoza mató de rejón defectuoso, sin embargo el palco concedió una oreja.
El estandarte nacional estuvo en manos del matador Pepe Manrique quien se llevo dos marrajo. Con su primero descubrió rápidamente que el pitón derecho mostraba peligro razón por la cual eligió la mano izquierda para buscar el camino, de uno en uno construyó tandas cortas y con mucha voluntad. Para colmo de males el viento se ensaño con la muleta del diestro bogotano dificultando a una más lo que de por sí ya era complicado. Mató de estocada desprendida, su labor fue silenciada y su oponente pitado en el arrastre. Con el cuerto de la tarde tres verónicas con la cara a media altura y finalizando arriba fue lo único que se podría rescatar, y eso que hablamos de lances defectuosos por las condiciones del toro. El toro era un mando de solemnidad, para picarlo hubo necesidad de mover los jamelgos incluso hasta la querencia para finalmente dejarle cinco picotazos obligados que tan vez el presidente y su asesor no vieron pues se ordenó se colocaran banderillas negras a un ejemplar que así hubiese sido a la fuerza fue picado y sangró. Hubo bronca contra el palco por no autorizar el cambio del toro, desafortunadamente para los aficionados la mansedumbre es una condición y no un defecto con el que los toros saltan al ruedo y esto no obliga a que se presente un cambio de astado. La espada tampoco colaboró con Manrique y alcanzó a escuchar un aviso, mientras que los pitos para el toro fueron los más fuertes de toda la tarde.
La tercera casilla del cartel lo ocupó Miguel Ángel Perera, quien en su primero se las vio con una toro complicado y su tauromaquia lo mantuvo “mosqueado” y nunca se acabo de acoplar. Con el quinto de la tarde algunas verónicas y muletazos largos pudo arrancar a un toro que finalizaba siempre con la cara arriba. Mató de estocada y hubo petición, lo que me hizo recordar el viejo refrán “en tierra de ciegos el tuerto es rey”, y las orejas se cortan con faenas de verdad y no con remedo de ellas, sin embargo escuchó una cariñosa ovación y el toro pitos al unísono.
Lamentamos que un festejo del que esperábamos tanto nos mostrara la cara barata der la moneda, luego de haber vivido el domingo anterior la cara lustrosa y encumbrada de la moneda. Otra vez será y como decimos los taurinos para ver una corrida hay que ir a todas.