lunes, 3 de enero de 2011

Ferrera y Perlaza rescatan un naufragio.

Por: Jorge Arturo Díaz Reyes.

Cali - Colombia. La ventosa tarde se hundía en un mar de mansedumbre, desgano y tedio, sin que las ovaciones cariñosas al reaparecido Puerto, las palmas al segundo arrastre, o el pasodoble que acompañó los incompletos pares de Ferrera la mantuvieran a flote. La feria moría de físico aburrimiento. Pero cuando saltó el quinto, no mucho mejor que sus hermanos, la cosa, como por obra y gracia de la vergüenza torera, cambió.
Víctor Puerto, reapareció en Cañaveralejo como si hubiese venido nada más que a comprobar si aun se le recordaba con cariño, si la parcialidad levantada por sus viejos triunfos aun existía y si aun gozaba de privilegios e inmunidad, y lo comprobó de medio a medio. Sus dos actuaciones inanes, modosas, espesas, resignadas, sus estocadas imperfectas, el aviso, fueron ovacionados por partida doble, en el platillo, con un afecto cómplice, luego de cargar con furia todas las culpas a sus dos mansos, que solos pagaron el pato. Parecían decirle: nos caes tan bien que si quieres puedes volver a aburrirnos el año entrante, que aquí estaremos esperando.
Antonio Ferrera, se llevó lo mejorcito. Al segundo “Solitario” encastado, atacador, le ofreció, sin mucha etiqueta, un potpourrí de capote: verónicas, chicuelinas, delantales, media y larga cordobesa. Dos pares y medio más vistosos que puros pero de gran efecto. El toro, pronto y de largo, iba y volvía como avión, pillando muleta, obligando enmiendas, eligiendo terrenos. Un bajonazo degollado, de mala muerte, completó el vulgar tratamiento a un animal serio y de dos orejas.
Al quinto, menos ofensivo, terciado y noblote, que no dijo nada en el primer tercio, le pareó impreciso, el par al quiebro quedó bajo. íbamos por lo mismo, pero como buscando espiación se postró de hinojos, dio cuatro derechas y un forzado ganando terreno. Ahí fue la cosa. El Ferrera de siempre afloró y despreciando el ventarrón que la flameaba el trapo ligó una faena de las suyas, de larga e intensa ebullición, exenta de purismo y exquisiteses pero por eso mismo auténtica. La gente despertada se la gozó enterita El estocadon tardo bastó y la oreja resistida cayó.
Paco Perlaza, dolido aun de su dura paliza en el festival, pareció querer y no poder con el manso y blandengue tercero. Por a o por b, sus buenos intentos fracasaban entre la brisa, la no respuesta, la sosería y la asimetría del espadazo fulminante.
Pero Paco, siempre guarda un resto, contra la opinión del ganadero, había elegido el bonito castaño “Voceador” 440 kilitos para cerrar feria. No se equivocó, no lo dejó picar, y le embarcó sus alegres primeros viajes con ligazón y vibración, a la mitad del camino el toro se le fue quedando, sí, pero ya la música estaba sonando, la parroquia bramando y él gozando. Una porfía de constancia, par circulares, manoletinas , ayudados, trinchera y muerte decorosa para termina en vuelta de oreja y pasodoble lo que pudo ser un desastre final. Cuando los toreros quieren, pueden.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Cañaveralejo. 9ª de feria. Sol 30ºC. Viento. Menos de media plaza. 6 toros de Ambaló (en Jandilla), cómodos de hechuras, 460 kilos promedio, mansos, noblotes y tardos, aplaudido el 2º, división al 5º.
Víctor Puerto, saludo y saludo.
Antonio Ferrera, silencio y oreja.
Paco Perlaza, saludo y oreja.-
Incidencias: ”El Popis” cogido por el cuarto, sufrió abrasiones frontales y pequeña laceración del cuero cabelludo. Atendido en la enfermería continuó la lidia.

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