domingo, 30 de enero de 2011

Dupla de toreros para la terna de triunfadores


por: Javier Baquero – Jaba - Astauros
Medellín – Colombia. Con una entrada que promedió el medio aforo y con mucha euforia por parte de los asistentes vivimos el expectante mano a mano entre el francés Sebastián Castella y el colombiano Luis Bolívar. Cuatro orejas, que pudieron ser más dejan en tablas numéricas el encuentro de los dos coletudos. El ganadero Santiago Uribe suma más toros de calidad en la temporada que inicio en el mes de diciembre en Cali.
Se lidiaron seis toros de la dehesa de La Carolina, de propiedad de Santiago Uribe Vélez y Manuel Santiago Mejía, bien presentados en general, cinco en Murube y uno en Domecq. Cuatro de los seis con mucha raza y materia de toreabilidad. Dos con complicaciones y los dos en el lote de Bolívar.
Los actuantes, dos amigos, de Francia y Colombia, Castella y Bolívar. El primero vistió de tabaco, oro y cabos blancos, mientras que nuestro compatriota se fue por el grana bordado en hilos azabaches.
El torero galo se llevó el mejor lote de la tarde, dos de sus tres oponentes fueron con mucha calidad, primero y tercero del festejo respectivamente. Con estos dos Castella nos dejó ver un torero maduro, seguro en su tauromaquia. Con cabeza y mucha técnica, sobre todo en los momentos en que hay que descifrar a los oponentes. Con el capote nos permitió ver verónicas suaves y mandonas. Con la pañosa las tandas tuvieron empaque y mucha solvencia. En su primero vimos tandas hasta de 8 muletazos, uno tras de otro dando cadencia y profundidad a lo realizado. Hubo temple, suavidad, técnica y mucha entrega por parte del francés. En el primero pudo haber cortado los trofeos si la espada hubiese colaborado más, en el tercero la espada firmó lo realizado y dio paso a los dos trofeos.
Con el quinto las cosas fueron distintas. Con la capa nada, con la muleta aguantó una embestida bronca de un toro que calamocheaba, que era irregular, que amagaba, unas veces iba y otras simulaba ir, para quedarse a la espera del torero. En este hubo voluntad y condiciones muy superiores a las del negro carolino.
El colombiano Luis Bolívar, se llevó el peor lote, dos de sus tres oponentes eran poco recomendables para buscar el triunfo. Tan solo uno tuvo calidad para esculpir una buena faena y fue el último de la tarde al que le cortó justamente los trofeos.
El primero de su lote fue un toro con un peligro sordo, que media, miraba y complicaba las acciones. Bolívar lo entendió y le formuló la faena justa, con técnica y conocimiento, ganándole las acciones al cornúpeta para no dejarlo ganar la pelea. Mató de estocada y escuchó una fuerte petición de oreja, para finalmente saludar desde el tercio. Con el cuarto de la tarde, otro que requería lidia y no florituras Bolívar nos permitió ver esa faceta de torero de conocimiento, ese torero que no se queda con las ganas de buscar el sitio y la fórmula para sacar el mejor partido de los toros. En este dejó una estocada de marca mayor y el público lo obligó a saludar desde el tercio.
Cuando moría la tarde y la penumbra de la noche empezaba a caer salto al ruedo el sexto de la tarde último de Luis, un toro que de salida mostró que su terreno era en los medios, tanto en el capote como con la muleta y así lo entendió el colombiano, que promulgo una faena llena de torería, muletazos largos, mandones, con temple y sobre todo con mucha profundidad. Probó por el pitón izquierdo para dejar constancia de que era el menos potable y retomó con la diestra para acompasarse aun mejor y redondear hasta el final una faena que tuvo nota sobresaliente  que fue firmada con otro gran espadazo. El conjunto de su última actuación tuvo como premio justo las dos orejas y luego la salida a hombros con su compañero de cartel y el ganadero.