Redacción: Javier Baquero - Jaba
Cali – Colombia. Llegó la Feria y empezamos con la novillada, dirían algunos que con el plato menos fuerte y quizás tengan razón. La verdad fue una novillada en términos generales aburrida por culpa de los novilleros.
Se lidiaron astados de Salento, desiguales en presentación y juego, escalerudos si se quiere. El mejor el que le correspondió al novillero mexicano en cuarto lugar. En ejemplar que mereció los meritos del indulto.
La terna con sustituto a bordo no dio la talla. El cabeza de cartel un mexicano que podría tener futuro pues tiene ganas pero le falta mando, temple y pausa. Todo esto se notó sobre todo en su segundo en el que vio pasar la oportunidad de consagrarse en Cali con un novillo noble, con codicia, fijo y con mucho recorrido al que no acabo de entender, al que le prodigó muletazos en momentos sin ton ni son. El novillo lo desbordo lejos y el alguacil entregó dos orejas como premio. La verdad no vi los dos pañuelos blancos en el palco alto, y es que el indulto no quiere decir dos orejas, con tan solo un trofeo el joven novillero estaba bien pago. El novillo sí valía para el indulto de principio a fin.
Andrés Valencia que hacía segundo lugar mostró ganas a más no poder, intento por un lado y por el otro, con la capa hubo largas cambiadas, toreo de rodillas y una que otra verónica. Con la muleta la historia se repitió más ganas que otra cosa. Pases en el estribo, de rodillas en el centro, en el tercio, la lidia fue desorganizada, arrebatada quizás, con la alegría de público nuevo las cosas parecían de otro color pero la verdad, falta mucho camino por recorrer.
El tercero de la terna fue Randy Rojas, un joven novillero que entro en sustitución del inicialmente anunciado novillero venezolano por culpa del los malos momentos que vive la Undetoc de Colombia con la Unión del país hermano. Este muchacho no estaba para una novillada de Feria, para la prefería encajaba bien pero esto es otra cosa y la verdad fue apresurada su inclusión en un cartel de mucho compromiso. Sus dos astados luego de mucho esfuerzo por entenderlos los dejó ir vivos a los corrales luego de innumerables intentos de entrar a matar.
Ojala la empresa tome nota de algunas quejas que se presentaron en los tendidos. La música de los exteriores afecta el desarrollo de la lidia de los astados, los vendedores proliferan e incomodan y los novilleros se acartelan pero no son de la talla de una Feria.
Esperemos ya en las corridas si la cosa cambia de tono.
Cali – Colombia. Llegó la Feria y empezamos con la novillada, dirían algunos que con el plato menos fuerte y quizás tengan razón. La verdad fue una novillada en términos generales aburrida por culpa de los novilleros.
Se lidiaron astados de Salento, desiguales en presentación y juego, escalerudos si se quiere. El mejor el que le correspondió al novillero mexicano en cuarto lugar. En ejemplar que mereció los meritos del indulto.
La terna con sustituto a bordo no dio la talla. El cabeza de cartel un mexicano que podría tener futuro pues tiene ganas pero le falta mando, temple y pausa. Todo esto se notó sobre todo en su segundo en el que vio pasar la oportunidad de consagrarse en Cali con un novillo noble, con codicia, fijo y con mucho recorrido al que no acabo de entender, al que le prodigó muletazos en momentos sin ton ni son. El novillo lo desbordo lejos y el alguacil entregó dos orejas como premio. La verdad no vi los dos pañuelos blancos en el palco alto, y es que el indulto no quiere decir dos orejas, con tan solo un trofeo el joven novillero estaba bien pago. El novillo sí valía para el indulto de principio a fin.
Andrés Valencia que hacía segundo lugar mostró ganas a más no poder, intento por un lado y por el otro, con la capa hubo largas cambiadas, toreo de rodillas y una que otra verónica. Con la muleta la historia se repitió más ganas que otra cosa. Pases en el estribo, de rodillas en el centro, en el tercio, la lidia fue desorganizada, arrebatada quizás, con la alegría de público nuevo las cosas parecían de otro color pero la verdad, falta mucho camino por recorrer.
El tercero de la terna fue Randy Rojas, un joven novillero que entro en sustitución del inicialmente anunciado novillero venezolano por culpa del los malos momentos que vive la Undetoc de Colombia con la Unión del país hermano. Este muchacho no estaba para una novillada de Feria, para la prefería encajaba bien pero esto es otra cosa y la verdad fue apresurada su inclusión en un cartel de mucho compromiso. Sus dos astados luego de mucho esfuerzo por entenderlos los dejó ir vivos a los corrales luego de innumerables intentos de entrar a matar.
Ojala la empresa tome nota de algunas quejas que se presentaron en los tendidos. La música de los exteriores afecta el desarrollo de la lidia de los astados, los vendedores proliferan e incomodan y los novilleros se acartelan pero no son de la talla de una Feria.
Esperemos ya en las corridas si la cosa cambia de tono.
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